Nun denn, wir wollten ja Malaysia abseits der Hauptanlaufpunkte kennenlernen und deswegen fanden wir uns in Ipoh wieder. Unsere Guidebooks stellten sich schon bei der Ankunft als unnütz heraus, denn das Bus Terminal liegt mittlerweile weit außerhalb der Innenstadt…
En busca de una Malasia menos turística, una Malasia algo más “real”, decidimos hacer una parada en Ipoh de camino a Georgetown. Según las guías no tenía gran cosa que ofrecer, lo que convertía a esta ciudad, la tercera mayor ciudad del país, en el destino ideal para nuestro propósito…
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Nun denn, wir wollten ja Malaysia abseits der Hauptanlaufpunkte kennenlernen und deswegen fanden wir uns in Ipoh wieder. Unsere Guidebooks stellten sich schon bei der Ankunft als unnütz heraus, denn das Bus Terminal liegt mittlerweile weit außerhalb der Innenstadt und der Busfahrer war mit unserem Gesuch ‘irgendwo in der Innenstadt’ abgesetzt werden zu wollen auch reichlich überfordert. Nach langem herum irren und zahlreichen vergeblich aufgesuchten Hotels die uns zu teuer waren konnten wir eines für 12 Euro die Nacht finden, das im Gegensatz zu anderen Hotels dieser Preisklasse relativ sauber schien. Allerdings nur auf den ersten Blick, auf den zweiten Blick hatte unser Hotel zahlreiche weitere Features. Auf dem Bett waren Haare aller Art, auf dem Schrank lag Kohle?? und Gleitgel, die Badematte war ein T-Shirt, wir hatten Bettwanzen als Mitbewohner und einen guten Blick auf das illegale Bordell gegenüber. Alles in allem also eine so gute Wahl daß wir gleich 2 Nächte geblieben sind. Luxus kann ja jeder 😉
Die Stadt ist wie erwartet etwas dreckiger aber obwohl es die drittgrößte Stadt in Malaysia sein soll, lässt sich der Glanz ihrer blühenden Vergangenheit erahnen. Ipoh diente als Umschlagplatz für Waren alle Art, vor allem aber von Zinn aus den Minen des umliegenden Hochlands. Die Straßen sind daher gesäumt mit Geschäften der zahlreichen chinesischen Handelsgesellschaften die sich seit dem 18. Jahrhundert hier angesiedelt hatten und versprühen daher noch immer den Charme vergangener Tage. Ganz klassisch steht über jedem der älteren Geschäfte aus der Kolonialzeit in Mandarin und Englisch die Geschäftsart und der Inhaber. Stimmungsvoll sind auch Reparatur Geschäfte in denen man Original verpackte Bauteile aus den 50er und 60er Jahren findet.
Der hiesige chinesische Höhlen Tempel Perak Tong war den Umweg auch wert. Im Inneren trohnt ein großer goldener Buddha samt seiner Wächter und zahlreiche andere aufwendig gestaltete Figuren der chinesischen Mythologie. Der Tempel auf dem Felsmassiv kann mittels 507 schweißtreibenden Stufen erklommen werden. Ansonsten waren wir viel unterwegs auf der Suche nach guten malaysischem Essen… davon soll es aber noch mehr auf der Insel Penang geben, genauer gesagt in Georgetown, nicht ohne Grund also unserem nächsten Ziel…
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En busca de una Malasia menos turística, una Malasia algo más “real”, decidimos hacer una parada en Ipoh de camino a Georgetown. Según las guías no tenía gran cosa que ofrecer, lo que convertía a esta ciudad, la tercera mayor ciudad del país, en el destino ideal para nuestro propósito.
Y nada más llegar quedó claro que no nos habíamos equivocado. Aquí, viajar vuelve a ser una pequeña aventura…El bus nos dejó en la estación a las afueras de la ciudad desde donde debíamos coger otro bus que nos llevaría al centro, pero lo que parecía algo tan sencillo a primera vista resulto ser un quebradero de cabeza: Conductor: “a donde queréis ir?” nosotros: “a la calle tal” (la avenida principal de la ciudad, no una callejuela cualquiera en la mitad de la nada…) “Es este el bus que debemos coger? Dónde podemos bajarnos? Cuál sería la estación más cercana?” Conductor: “hmmmm….” Minutos de silencio. Un buen hombre se arrima y vuelve a preguntarnos lo mismo, “a donde queréis ir?” volvemos a responder “a la calle tal” señalándoles la avenida en el mapa. Los dos hombres discuten sobre el tema tomándose su tiempo mientras nosotros, sin entender ni papa de la conversación esperamos con paciencia… se une un tercer hombre al grupo, uno que parece hablar mejor inglés. Y volvemos a empezar desde el principio: “a donde queréis ir?” (en serio? Otra vez?!!…) “a la calle tal” y nuestros nervios empiezan a flaquear… venga señores que no pude ser tan difícil! Los tres vuelven a enzarzarse en otra discusión que les volverá a llevar un par de minutos…nosotros no damos crédito a lo que está pasando, pero esperamos resignados, no nos queda otra…al final parece que han aclarado el tema: “podéis bajaros donde queráis” ah! pues muy bien, eso está muy bien… subimos, el bus arranca y nosotros estamos satisfechos, ha llevado su tiempo pero todo parece ir sobre ruedas… hasta que el autobús, sin haber entrado siquiera en el centro de la ciudad, para en la terminal sur, y nos hace bajar, “el bus acaba aquí”. “Pero cómo, no nos llevaba a la calle tal?!”… “el bus acaba aquí”… (el ultimo día nos enteraríamos de que sí que hay un bus que hace el trayecto hasta el centro de la ciudad, “otro” bus, que sale de la misma estación diez minutos más tarde…pero claro que entre las prisas (más de cinco minutos de discusión) al conductor se le habría olvidado este pequeño detalle…
En la segunda terminal , segundo intento: Seguimos preguntando por algún autobús que nos llevara al centro, pero nadie parecía conocer la existencia del autobús fantasma (ese que llegaría diez minutos más tarde desde la otra terminal y seguiría su recorrido hacia el centro…) Tras varios intentos fallidos, nos dimos por vencidos y cargados con las mochilas nos pusimos en marcha con el mapa en la mano esperando encontrar de camino algún otro medio de transporte que nos acercara a la dichosa avenida, pero no hubo forma. Acabamos cruzando la ciudad casi de extremo a extremo, a pie y cargados con las mochilas, (las aventuras de viajar… esas pequeñas historietas que recuerdas con ternura meses después, cuando ya se te ha pasado el cabreo…)
Y como ya esperábamos, Ipoh no tiene gran cosa que ofrecer… pero tampoco es ninguna pérdida de tiempo. Durante la época colonial británica, fue la segunda sede administrativa del país, y aún pueden encontrarse huellas de ese pasado de resplandor en algunos de sus majestuosos edificios coloniales. Históricamente, Ipoh ha sido siempre un núcleo comercial importante y en el centro antiguo aún se mantienen los tradicionales edificios comerciales chinos, con sus tiendas y talleres en la planta baja, su galería porticada en la fachada y con sus colores pasteles. En muchas de los edificios, aún puede leerse los nombres de lo que fueron en su día labrados en las columnas en letras chinas, y aun cuelgan sobre las puertas los antiguos letreros en inglés y en mandarín creando un ambiente de nostalgia que le transporta a uno a tiempos pasados.
La visita a Perak Tong, un templo chino que se encuentra en el interior de una cueva, también mereció la pena. En su interior, además de la gran estatua del Buda dorado, también se pueden ver otras muchas figuras y esculturas sagradas de la mitología china, y las paredes están llenas de frescos y pinturas de estilos y épocas diferentes. 507 escalones le llevan a uno a la cima de la roca, desde donde se tiene una vista espectacular de la ciudad de Ipoh y sus alrededores.
Solo la búsqueda de buena comida nos desilusionó un poco… Pero para buena comida parece ser Padang el lugar idóneo, nuestro próximo destino… Georgetown, allá vamos!
Wenn ihr mich fragt, ist gegen touristisch erschlossene Gegenden mit sauberen Hotels gar nichts einzuwenden… Außerdem hoffen wir, dass ihr das nächste Mal anruft, wenn wir auch zu Hause sind, Ihr Lieben! Viele Grüße aus dem schon fast winterlichen Berlin, auch von den Berlin-Besuchern, Meike
Oha! Wird gemacht. Entschuldige. Aber genießt mal das kühle Wetter, ich (Amaia allerdings definitiv nicht) vermisse die knackige Kälte, allerdings kann ich auf einen verregneten November in Berlin durchaus verzichten.
Ganz liebe Grüße zurück aus dem Dampfkochtopf hier!