Wow, das war hart – das war wirklich verdammt hart. Meine Füße sind voller Blasen, meine Beinmuskulatur rebelliert und verweigert den Dienst, alles schmerzt aber das war es wert… Weiterlesen…
Sabíamos que sería duro, que no se trataba de ningún paseíto por el campo (3726m, el segundo volcán más alto de Indonesia) y ufff…no exagero si digo que es lo más duro que he hecho en mi vida!… Continuar leyendo…
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Morgens um 6 wurden wir schon abgeholt in Mataram und es ging ohne Frühstück los nach Senaru. Auf dem Weg haben wir am Hafen noch ein französisches Pärchen eingesammelt, Gates und Laurie, mit denen wir uns schon auf der Fahrt richtig gut verstanden haben – die beiden haben zuvor in Australien für fast ein Jahr studiert, gearbeitet und das Land entdeckt. In Senaru wurde kurz umgepackt und dann ging es auch schon los auf der Ladefläche eines Trucks zum Startpunkt unserer Wanderung, denn wir waren anscheinend etwas zu spät dran. Ab jetzt sollte es bergauf gehen – ausschließlich bergauf – die Moral war jedoch gut, größer als die Steigung. Am ersten Rastpunkt nach 2.5 h gab’s was leckeres zu essen, dass von einigen Träger zubereitet wurde. Dort wurde unsere Gruppe noch etwas größer, 2 Brasilianer, 2 Engländer und 2 Deutsche haben schon auf uns gewartet und gemeinsam wurde der weitere Anstieg in Angriff genommen. Nach 3 oder 3.5 weiteren harten Stunden Aufstieg waren die über 2000 Höhenmeter Differenz geschafft, gerade noch rechtzeitig zum Genießen des Sonnenuntergangs hatten wir den Vulkanrand erklommen – und der Blick war einfach nur umwerfend. Ähnlich wie der Bromo Vulkan auf Java, hat sich ein “kleiner” Vulkan innerhalb eines Megavulkans gebildet, der vor vielen Jahrtausenden explodierte und einen Vulkansee hinterlassen hat. Die Stimmung blieb auch noch magisch, nachdem die Sonne schon untergegangen war, da die Wolken am Horizont noch lange farbig glühten.
Kaum war jedoch die Sonne weg, so wurde es schon kalt und man freute sich über alle Kleidungsstücke die man anziehen konnte, über deren Gewicht man zuvor beim Aufstieg noch geflucht hatte. War es denn wirklich nötig so viele Sachen mitzunehmen? Leider ja, trotz des Tragens zweier Hosen übereinander, 3 Paar Socken (2 lange Fußballstrümpfe), T-Shirt, Pulli, Jacke und Schal war mir außerhalb des Zelts immer noch kalt weil ein eisiger, kräftiger Wind über den Berghang zog. Doch bevor es ins Zelt ging habe ich aber noch so lange wie möglich ausgeharrt und den atemberaubenden Sternenhimmel dieser klaren Nacht beobachtet.
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Sabíamos que sería duro, que no se trataba de ningún paseíto por el campo (3726m, el segundo volcán más alto de Indonesia) y ufff…no exagero si digo que es lo más duro que he hecho en mi vida! pero a pesar de que los músculos nos gritaban de agotamiento al final de cada jornada y parecía que no seríamos capaces de dar ni un solo paso más, a pesar de las ampollas en los pies, el calor abrasador durante el día y las gélidas noches sobre el duro suelo irregular donde parecía imposible encontrar postura… a pesar de todo el “sufrimiento”, solo puedo decir que la experiencia ha merecido la pena. Volvería a repetirlo sin dudarlo un instante!
El día empezó tempranito. A las 6 de la mañana nos recogieron en el hotel en Mataram y de camino a Senaru paramos en el puerto para recoger a una pareja francesa que llegaba en barco de las islas Gilis (tal y como habíamos llegado nosotros la semana anterior con la intención de empezar con el trekking cuando tuvimos que cambiar los planes y acabamos en el hospital…) Laurie y Gates, una simpática pareja con la que conectamos enseguida, llevaban casi un año trabajando y viajando por Australia y aprovechaban ahora de sus últimas semanas de vacaciones en Indonesia antes de volver a Francia. Después de cruzar medio Lombok con un simpático conductor, en Senaru tuvimos algo de tiempo para rehacer las mochilas y comer algo y tras un breve trayecto en la parte trasera de una camioneta llegamos al punto de inicio del trekking (a 600 metros de altitud) y a partir de ese momento todo fue subir y subir… al parecer llevábamos algo de retraso y el resto del grupo (que había salido un par de horas antes) nos esperaba para comer en algún punto del camino, así que el guía no paraba de repetir que no había tiempo que perder y aceleraba la marcha llevándonos a todos con la lengua fuera y sudando la gota gorda. Tras unas dos horas y media de intensa caminata llegamos exhaustos al restpoint donde parte del equipo nos esperaba con un buen plato de arroz recién hecho. Allí conocimos al resto del grupo: 2 brasileños, 2 Ingleses y 2 Alemanes (parece el comienzo de un chiste ). Con el estómago lleno y las energías recuperadas nos volvimos a poner en marcha, de nuevo a contra reloj: había que estar en el campamento base (en el borde del cráter) antes de que anocheciera. Tras tres horas y media de intensa subida (y más de 2000 metros de desnivel) llegamos justo a tiempo para disfrutar de la puesta de sol sobre la caldera (de entre 6 y 8,5 km de diámetro) desde el borde del cráter. Y en ese momento nos olvidamos de todos nuestros dolore. La vista es impresionante. En el interior del mega volcán que explotó en el año 1258 (causando al parecer la Pequeña Edad de Hielo) se formó un lago volcánico del cual emergió un nuevo volcán en el centro que aún sigue activo en la actualidad.
A medida que se iba escondiendo el sol notábamos como bajaban las temperaturas pero a pesar de ir poniéndome capas y capas de ropa (hasta acabar poniéndonos encima todo lo que tenía) parecía imposible aguantar a cielo abierto sin que dejara de sentir las extremidades. Después de una cena y un te calentito a la luz de las estrellas me fui directamente a la tienda a intentar dormir, aunque entre el viento que movía la tienda con tanta fuerza que parecía que se la iba a llevar en cualquier momento, los perros salvajes (esperemos que fueran perros) ladrando alrededor y el frío que parecía que se me había metido hasta los huesos, no resultó nada fácil…