Der Süden von Laos verspricht auf den 4000 Islands ein besonderes Backpacker-Flair. Insbesondere die kleine Insel Don Det hat sich auf westliche Expats, Teilzeit Auswanderer und solche die es werden wollen spezialisiert… (Weiterlesen)
Nuestra ruta hacia el sur nos llevó a Si Phan Don, o las Cuatro Mil Islas, un archipiélago fluvial situado en un ensanchamiento del rio Mekong al sur del país, prácticamente a las puertas de la vecina Camboya… (Continuar leyendo)
Don Det – verblasste Expat Atmosphäre auf den 4000 Inseln
Der Süden von Laos verspricht auf dem 4000 Islands ein besonderes Backpacker-Flair. Insbesondere die kleine Insel Don Det hat sich auf westliche Expats, Teilzeit Auswanderer und solche die es werden wollen spezialisiert. Das Inselufer ist übersät mit ganz einfachen Bungalows und zahlreichen Cafés mit Blick auf den Mekong. Auf Matten und Kissen liegend kann der Westler zu Musik von Bob Marley, den Beatles oder anderen Größen der musikalischen Geschichte sein Bier genießen. Eingelullt von Dire Straits Klängen konnte ich einen Abend lang dieser Expat Oase sogar ausnahmsweise was abgewinnen, allerdings bekam ich Fieber und verbrachte daher die nächsten 3 Tage ausschließlich im Zimmer. Immerhin hatten wir unsere Freunde Tineke & Bastiaan schon wieder zufällig im Bus nach Don Det wieder getroffen, so dass wir auf der Insel wenigstens mit netter Gesellschaft gesegnet waren.
Dennoch kann ich jedem ernsthaften Backpacker eigentlich nur raten die Insel Don Det zu meiden, außer natürlich es besteht Interesse daran seine Existenz ganz auf die eigene Tiefenentspannung mit Hilfe von Alkohol und Gras auszurichten. Mit Laos hat diese Insel allerdings nichts mehr zu tun und doch strömen jeden Tag viele Twens auf diese vermeintlich “exotische” Insel. Fast so unerträglich wie die nicht nachlassende mörderische Hitze sind eben leider diese jungen Reisenden die sich hemmungslos der Belanglosigkeit des künstlichen Chill-Out Ambientes hingeben. Vor 10 Jahren hatte das ganze bestimmt noch etwas Charakter, echte Alt-Hippies sind aber schon lange geflohen und übrig blieb ein verdorbenes Gerippe, das im Dienst der Spaßgesellschaft noch künstlich am Leben erhalten wird. Den Einheimischen kann man dabei keinen Vorwurf machen, dass sie alles dafür tun dieses Bild einer Chill-Oase zu fördern, schließlich brummt gerade deswegen der Laden und sie können so ihre Familie ernähren. Positiv zu bewerten ist, dass anscheinend hauptsächlich die Inselbewohner gutes Geld mit den Touristen verdienen und ausländische Investoren noch nicht die Kontrolle über die Immobilien übernommen haben. Zudem kann jede Familie mitmachen! Da keine großen Investitionen nötig sind reicht es doch schon den Familien-Holzverschlag in eine Bar oder Restaurant umzufunktionieren, nen paar Hits aus den 70ern und 80ern aufzulegen und fertig ist die Laube.
Aber ich muss eingestehen, dass mein Fieberwahn bestimmt auch zu einem Teil an diesem harten Urteil mitgeschrieben hat und dass es meiner Laune nicht zuträglich war, dass ich mich 3 Tage lang ausschließlich von Reis und Brühe ernähren konnte während die Welt um mich herum sich bei leckerem Essen und kühlem Bier entspannt hat. Ich höre dann erstmal weiter Dire Straits und schicke derweil Grüße von unser letzten Station in Laos, das Visum läuft aus und wir wollen uns hier ja nicht wund liegen 😉
Mehr gibt es leider gar nicht zu erzählen, aber unsere Fotos sind für euch vermutlich eh interessanter – also schaut sie euch an und lasst uns wissen ob sie denn gefallen. Dieses Mal hat Amaia alle Fotos gemacht (meine Motivmöglichkeiten waren ja etwas eingeschränkt) mit ihrer Canon S95! Immer wieder erfreulich für mich was die beiden Kleinen (also Sie und die Kompaktkamera) gemeinsam zu leisten im Stande sind.
Unsere ganz persönlichen Reisetips:
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Travel Guide Don Det | Towards New Horizons
Don Det (Si Phan Don) – Días de Relax en el Ghetto Mochilero de “Las 4000 Islas”
Nuestra ruta hacia el sur nos llevó a Si Phan Don, o las Cuatro Mil Islas, un archipiélago fluvial situado en un ensanchamiento del rio Mekong al sur del país, prácticamente a las puertas de la vecina Camboya.
La isla Don Det fue de las primeras en ser descubierta por los viajeros allá por los años 60, que encontraron en la zona la perfecta combinación entre cultura local y atmosfera relajada, un paraje único en el corazón del Mekong donde poder olvidarse del resto del mundo por unos días. Las guías la promocionan como destino estrella pero, por desgracia, sus años dorados ya son historia.
Don Det, esta isla, oasis de expatriados, promete ser un paraíso para mochileros donde poder descansar tumbados en hamacas al borde del rio, refrescarse en las aguas “turquesas” que rodean las islas, dejarse encandilar por el idílico paisaje y disfrutar de los atardeceres sobre el Mekong al ritmo de los inmortales Beatles o demás genios de la historia musical… Todo, claro está, en una burbuja de atmosfera artificial, que ya poco o nada tiene que ver con el país al que pertenece.
Cada día decenas de mochileros atracan en la isla en busca de su idílica cabaña con hamaca y vistas al rio que ya ocupan la totalidad del perímetro de la parte norte de la isla. Prácticamente todos los habitantes de la isla viven gracias al turismo y se encargan de que al occidental no le falte de nada. Crepes de Nutella, Pizzas, Fish and Chips o Muesli con yogurt, nos sentimos como en casa. En esta burbuja que algunos parecen no advertir, nos sentimos libres de actuar como lo hacemos en nuestro país y de vestir como nos da la gana, y sin ningún reparo nos paseamos en bikini por la isla como quien pasea por la playa, sin prestar atención a las peticiones que los habitantes han hecho a las distintas guías insistiendo en que ese tipo de comportamiento resulta una ofensa para su cultura.
Los niveles de suciedad del Mekong dejan mucho que desear, así como las orillas del de la isla, repletas de basura. Pero para consuelo de tontos, la basura queda oculta bajo las terrazas y balcones de las cabañas, y ojos que no ven corazón que no siente…
En un intento de distanciarse del ejemplo de Van Vieng, meca del desfase, de las drogas y el alcohol, Don Det busca especializarse en un turismo más activo y ha ampliado la oferta de actividades como el Kayaking o tours en bicicleta. Un aspecto muy positivo de esta historia es que la inversión extranjera parece aun mínima y que la mayoría de los negocios parecen estar en manos de familias locales, aunque de nuevo, las sonrisas y la amabilidad características de los laotas brillen por su ausencia, como ocurre siempre que los turistas nos hacemos con algún lugar.
Aparte del kayaking o de los paseos en bici, no hay mucho más que pueda hacerse en Dot Det, salvo dejarse llevar por el ritmo adormilado de la isla y saciar la sed en las innumerables terrazas al borde del Mekong intentando no caer en un estado casi sedativo a causa del soporífero calor.
El pobre Erik se pasó los cuatro días sin salir de la habitación (sufriendo un posible pero no confirmado caso de Malaria) pero mis tareas de enfermera me dejaron suficiente tiempo libre para, en compañía de Tineke y Bastiaan, disfrutar de los encantos de la isla: buena comida, buenas cervezas frías, buenos momentos en buena compañía… Una vez cogido el punto a la isla, tampoco se vive tan mal…
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